¿Qué hacer cuando un entrañable amigo de la juventud te muestra entusiasmado la hectárea y media sembrada de granadillas que está adquiriendo y pide construirle allí un criadero de caballos y una casa de campo que evoque la casa-hacienda cercana, hecha cien años antes?

Cuando llegan al sitio varias columnas republicanas –que rescata de alguna demolición– se entiende que el encargo va en serio y que mostrarle fotos con obras de Legorreta o Barragán no servirá de mucho. Surge así el reto de proyectar sin comprometer el manejo de un lenguaje contemporáneo y que, con algunas licencias, permita aproximarse a la evocación buscada.

Originalmente se ingresaba al lote por un largo y angosto pasaje, entre tapiales de adobe y buganvilias, para acceder a una rotonda vehicular cuyo centro sirvió de eje al trazado de la obra. A partir de este eje se desarrolla un primer volumen con vestíbulo de entrada a la sala y a la terraza techada posterior, desde la cual se domina la vista del gran jardín en bajada hacia el río. Flanqueando la sala, y con salida a la terraza, se ubican los ambientes más amplios y de mayor altura, esto es, el comedor y el dormitorio principal. A este último se llega por un largo corredor con nichos y teatinas.

Al doblarse en “L”, el corredor aleja los otros cuatro dormitorios del área social. Un segundo volumen, separado de la casa por un sendero, alberga las áreas de servicio y guardianía, incluyendo un tanque elevado que sirve de mirador hacia los corrales, el torno y el río Lurín. Posteriormente se desarrolló un tercer volumen también separado, a metro y medio del piso, con muros y pilares de adobe que cargan una ramada, bajo la cual se ubican el horno de barro, la parrilla y mesas para grupos mayores, desde donde se aprecie el andar de los caballos de paso.

Años después se anexó un lote contiguo a la carretera, la propiedad creció y el amigo sorprende a sus invitados diseñando con “Peluca”, un extraordinario alarife local, varias instalaciones nuevas. Hoy la casa muestra otro ingreso con guardianía y pórtico, ramadas, viñedos, alambique, iglesia, plazuela con baños públicos y el mirador tiene cúpula. El amigo abogado se convirtió en arquitecto, demostrando un gran cariño y pasión por mejorar e intervenir permanentemente su sitio.